martes, 16 de mayo de 2006

La dificultad del buen camino

Llevo ya varios meses tratando de seguir el buen camino. Desde ya hace unos años, mi cuerpo se ha dado cuenta de que ya no es capaz de seguir el ritmo de mi mente golfa. Es decir, que mi mente pide hacer las mismas cosas que hace 8 años y mi cuerpo al día siguiente dice que no puede aguantar el ritmo.

En esta ocasión, llevaba desde semana santa sin sucumbir a mi degenerada mente nocturna y sin acercarme ni lo más mínimo a un cubata, pero llegó el fin de semana, me encontré con varios amiguetes y ¡¡zas!!. Ya se sabe, la cabra tira al monte.

Ayer, tras sufrir lo indecible a lo largo de la mañana y la tarde en el trabajo, llegué a casa derrengado, pero como penitencia a mi indisciplina del fin de semana decidí imponerme un castigo: ¡¡¡A hacer deporte!!!

¡¡¡Noooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!

Pues sí. La penitencia fué cruel, y al parecer poco útil, pues hoy estoy más hecho polvo que ayer. Menos mal que mañana es fetivo en Galicia y voy a poder descansar como un jabato.

A ver lo que duro alejado del golferío esta vez. No mucho, pues dentro de dos semanas es mi cumpleaños y de nuevo se me apareceránsobre el hombro Satanás y sus elocuentes frases, y el ángel de la guarda mudo que tengo.

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