viernes, 11 de julio de 1997

Amsterdam - Paris

Nos levantamos tempranísimo para poder coger el tren sin tener que correr más de lo necesario. La verdad es que no nos quedaban guildes, por lo que tuvimos que hacer el viejo truco de colarnos en el metro, que por supuesto es gratis.

Por fin había llegado la hora de enfrentarse al gigante... íbamos hacia Paris. Salimos de Ámsterdam a las 8'30 de la mañana, y en Bruselas nos cambiamos al tren de Paris, el cual salió de allí a las 12:07. A las 14:05 estábamos por segunda vez en la ciudad de las luces: Paris... ¡¡Que miedo!!.

Nos dimos rápidamente cuenta de que estábamos en Paris cuando por un simple bocadillo de queso tuvimos que pagar la friolera de 16'50 FF, por supuesto sin bebida. Desde la estación mismo llamamos al albergue para que nos dijeran la manera de llegar hasta él. El RER B hasta St. Michel y luego el C hasta Athis Mons, en un tren que se llame JILL o CIME. Y como somos así de chulos el primer trayecto lo hicimos en metro.

Al pillar el billete nos asustamos muchísimo al ver que cada billete eran 17'50. Por suerte en el albergue nos informaron de que el RER C era gratis con el Inter-Rail.

Llegamos al albergue casi a las 16'30, dejamos las cosas y alrededor de las 17'20 salimos de nuevo hacia Paris. Nuestro primer objetivo era ver la Torre Eiffel, a la cual tras cotizar 29 francos del ala nos permitieron ascender... ¡¡A PIE!! ...¡¡CHORIZUÁS!!

Carlos: "La ascensión comenzó bien: durante los 4 o 5 primeros escalones apenas nos cansamos, el problema se presentó a partir de ahí, cuando sólo nos faltaban aún por subir 1000 y pico más. María a partir del 7º escalón comenzó a quejarse de vértigo... ¡Mujeres!"

María: "¡¡HOMBRES!! Es mentira, me empecé a quejar (que no me quejé, yo iba tranquilamente mirando mis escaleras) a partir del 100 más o menos"

Carlos: "¿por donde iba? Ah, sí, (¡¡Mujeres!!) Conseguimos llegar al primer piso... a que suena como algo fácil... ¡¡¡PUES NO LA FUE!!!. ¡¡El primer piso está a ciento y pico metros!! La vista era guay, se veía todo Paris... desde ciento y pico metros de alto."

Marta: "El cateto este no tiene ni puta idea, el primer piso está a cincuenta y pico y el segundo a 115 metros de altura, de todas maneras a nosotros nos parecieron kilómetros el subir hasta cualquiera de los dos."

Carlos: "¡¡Como yo no guió no me entero!! ¡¡Guía de mierda que tenemos!!"

Marta: "Después de llegar arrastrándonos al segundo piso seguimos flipando con la vista y ¡oh, maravillas del dinero! hasta el tercero subimos en ascensor (un timo). Dentro de él María y Carlos iban cagados de miedo (cosas del vértigo), yo (Marta) que soy muy valiente ni me inmuté, bueno, más bien disfruté como una enana. Arriba más de lo mismo: vistas alucinantes, más españoles (que Tomamos la torre Eiffel) y pocas ganas de volver a bajar, pero había que enfrentarse al reto. El primer tramo fácil: en ascensor, y aunque parezca increíble María y Carlos "decían" que al bajar no las daba vértigo. Después de esto venía la decisión más difícil, o bajar o esperar a que nos tirasen, cosa que no fue muy fácil decidir, pero como estamos hechos todos unos deportistas bajamos por esas escaleras infinitas, pero no andando, sino ¡al trote! No dejamos de sorprendernos"

Carlos: "Marta miente como una bellaca que es. Ella y María salieron del ascensor a gatas, y no quisieron ponerse en pie. Yo como buen chicarrón del norte que ha estado alguna vez en Bilbao (algo siempre se pega) salí, me asomé e incluso baje de la torre haciendo rápel hasta el suelo sólo con ayuda de las tiras en que convertí mi camiseta... ¡¡Ni McGyver!! (Esta es la autentica y única realidad) Al llegar abajo vi que no bajaban y subí otra vez hasta arriba, y cual Obelix con dos jabalís las bajé al hombro a las dos. ¡¡¡QUE DURO SOY!!!... Bueno admito que lo de la camiseta era una exajeración, era una cuerda."

Maria: "VERDADERA VERSION DE LA HISTORIA: Yo (María) sí que tuve vértigo pero ellos dos, aunque lo nieguen también lo tenían, lo que pasa es que tienen unas pequeñas lagunas mentales. Una vez arriba ya se pierde todo el miedo (o por lo menos yo) porque Carlisuá y Magthé, cuando bajamos por el ascensor iban con lo ojos cerrados y apretándome los brazos... tengo unos moratones alucinantes."

Tras bajar de la torre la "guía" nos condujo hacia la Plaza del Trocadero, que es una mierda porque conmemora una victoria Francesa sobre los Españoles... menos mal que a Napoleón (su gran figura) y a su hermanito les dimos bien por el culito en España durante la Guerra de la Independencia. Por cierto, estaba todo vallado y hubo que dar un rodeo de la leche. Menos mal que tenemos una guía muy apañadita (aunque un poco cagueta por el espectáculo de "Bajadme de aquí" o "Mamá tengo miedo" de la Torre Eiffel.) Marta: "Cuando dimos todo el rodeo para llegar a la Plaza del Trocadero me quedé alucinada cuando vi la case de Peiret del número 25 de la rue Franklin, fue pasear por allí (buscando un baño) y de repente verla... chulísima"
Volvimos hacia la Torre Eiffel y nos pateamos el Campo de Marte, (Carlos: "Si por mi fuera, lo convertía todo en un barrio de viviendas de protección oficial") En el otro extremo del Campo de Marte vimos la Escuela Militar. (Carlos: "ahí adiestraron a muchos de los gilipollas que se cargó Agustina de Aragón... je, je por cierto el edificio es muy chulo, y como todo en Paris construido con la quita que se le quitaba a los pobres.")

Marta: "Después de que a Carlos le entrase el hambre (igual que a todos) decidimos que de paso que pasábamos de él, podíamos ir a ver Les Inválides, otro edificio tocho hecho a costa de los pobres. Como siempre, llegamos y estaba cerrado, así que no pudimos entrar, pero bueno, era precioso. Allí nos sentamos a hacer la foto de rigor, pero claro, la suerte no nos acompañaba: justo después de hacerla y hacer números con que no iba a salir por falta de luz, van e iluminan el edificio. Es que alguno debe se gafe... (yo no)"

Carlos: "Dice que no es gafe la de la multa, la del negrón, la del corte en la rodilla... Aunque sí existe la posibilidad de que no lo sea Marta, puede que lo sea María."

Bordeando Les Invalides vimos un tio muy chungo tirado en el suelo y cambiamos de acera (por si acaso). Luego al llegar al otro extremos de Les Invalides, donde Carlos se hizo una foto con unos cañones detrás. Continuamos hacia el Sena por una avenida de 250 metros de ancho (lo justo para dos personas caminando de lado).

Tras cruzar el Sena por el puente de Alexandre III (¿quien coño será ese?) llegamos al Petit Palais, (Carlos: "que de petit tiene lo que yo de flaco...") y al Grand Palais (que según Carlois era igual de grande.)

Al acabar de ver esto decidimos ir a cenar algo (ya que Carlos se estaba poniendo muy pesado ya) y nos pusimos a la tarea de buscar un McDonalds.

Como no teníamos ni idea de donde podía estar le preguntamos a un amable lugareño a lo que el muy hijo de puta respondió: "está ahí ta, en los Campos Eliseos, a uno o dos kilómetros" ¡¡Me cago en su madre!! uno o dos kilómetros, como si fuesen 10 o 20 metros. En ese momento nos dimos cuenta de que Paris nos quedaba demasiado grande.

Tras salir del Burger en el que cenamos bajamos por una calle hacia la estación del RER de Pont de l'Alma y de camino hacia ella por cierto vimos un Banco Pastor. Curioso ¿no?.

María: "Después de comer esa "maravillosa" hamburguesa y de esa caminata, nos fuimos al albergue, tuvimos que escalar otra vez, pero esta vez, éramos Magte y yo quienes llevábamos a Carlisuá en brazos."

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