sábado, 12 de julio de 1997

Paris (I)

Maria: "Durante el desayuno a Carlisuá le pareció ver a una chica que iba con él al colegio en Barcelona, y tras desayunar fue a mirar en recepción si había alguien registrado a su nombre. Después de tomarnos el delicioso desayuno ('Solo un panecillo para cada persona') nos dirigimos en RER (de gratis) a Notre Dame, que nos pareció más pequeña de lo que imaginábamos (cosa rara en Paris ya que está hecho todo a lo grande).

Decidimos dar una vuelta y ver la catedral por fuera antes de entrar, y para variar (con la mala suerte que tenemos debido a un gafe, que debe de ser Magté, más adelante se averigurá porqué) cuando decidimos entrar, estaba cerrada.

Volvimos a coger el RER y nos dirigimos a La Defense. Hacía un calor de la 'HOSTIA'. Estuvimos viendo los edificios en tentando convencer a Carlisuá de que el Arco de La Defense y el Arco del Triunfo estaban alineados. ¡No lo conseguimos!

Nos fuimos al Quick a comer un pollo que realmente estaba asqueroso, pero que bien que nos sentó. Tras lo que fuimos a Al Campo, (que tenía un nombre muy raro) y llenamos el carro para variar. Salimos fuera y nos sentamos en la plaza a tomarnos un Dan'Up de frutas del bosque que estaba ¡delicioso!.

La Defense la vimos a todo meter, que si este edificio es color azul verdoso, que si el otro mide tanto, que si está haceho de no se que. Unas estructuras un poco paranoicas (típico de algún arquitecto que ya tiene el puñetero título y puede hacer lo que le de la gana). Una fuente chulisima con escaleras (lugar común en París para sentarse pues se nos acabó la buena vida de las terrazas) donde no dejamos a Carlisuá sentarse y mojarse los pies.

Como el NIÑO estaba destrozado decidimos volver al albergue. De camino nos encontramos unos chicos que también estaban en el albergue, a los que habíamos conocido por la noche, que eran de ARANJUEZ (otra coincidencia).

Minetras Carlisuá se quedó quejandose de su inmenso dolor, Magte y yo, no satisfechas con la caminata que nos habíamos pegado decidimos ir a dar una vuelta por Athis-Mons. Se trata de un lugar tranquilo que se halla en la única montaña que debe haber en este pais plano. Íbamos andando condo vimos un avión volando bajisimo, supusimos que estaba cerca el aeropuerto, y efectivamente allí estaba. Nos tiramos en cesped y estuvimos viendo aterrizar a dos aviones ¡que impresión!, pasaban tan cerca que parecía que si te ponías en pies te iban a dar con el tren de aterrizaje.

Toda esta historia es la que le contamos a Carlisuá cuando volvimos ¡que se la tragó!, pero en realidad sólo vimos un par de aviones que se disponían a aterrizar en un aeropuerto que estaba cerca pero que no vimos.

JA JA JA...
"


Carlos: "¡¡¡Canallas!!! Además María se ha olvidado contar nuestra visita a la Sainte Chapel a la que pasamos de entrar porque costaba un pico. Tambien vimos el Palacio de Justicia donde me saqué una foto.

María ha olvidado contar algún detallito: Cuando ibamos a entrar a ver la Sainte Chapel tuvimos que pasar por un detector de metales y al pasar ellas comenzó a pitar. María llevaba 3 granadas de mano, una recortada, una uzi y tres minas antipersonales. Marta llevaba un lanzagranadas, tres kilos de goma 2, objetos punzantes, piedras y tres navajas de repetición. ¡¡UN NÚMERO!!

En el andén del RER le dieron una paliza a dos negros, a tres musulmanes y a dos gendarmes mientras yo iba a mirar cuanto faltaba para que llegase el tren, robandoles un total de 1318 francos con 35 céntimos ¡¡En menos de 2 minutos!! Por suerte logré persuadirlas para que lo devolviesen todo aunque a uno de los gendarmes que a pesar de haber devuelto todo las quería detener le dieron una paliza. María lo agarró por detrás mientras que Marta rodilla en tierra se dedicaba a darle puñetazos en sus partes al grito de "Hop-hop-hop-hop" Luego María le dio la vuelta y le propinó un cabezazo con el que cayó al suelo; tras eso fueron 8 o 9 minutos de continuas patadas en la cabeza por parte de las dos hasta que llegó el tren. ¡¡QUE BESTIAS!!

En el tren para ir a La Defense al llegar y abrirse las puertas la gente se bajó toda del vagón corriendo entre gritos de terror. Yo no me pude explicar eso hasta que me giré y vi a las dos con senda máscara anti gas en la cara y una mofeta en cada mano... ¡¡UN ASCO!!

Al volver al albergue me encontré a Anna Bellver, una antigua compañera del colegio en Barcelona, me hizo mucha ilusión. Definitivamente el mundo es un pañuelo
"

No hay comentarios:

Publicar un comentario